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Este mes de agosto, al pobre barbero del rey de Suecia le han impuesto vacaciones. Y casi las iba a cumplir religiosamente, como una penitencia. Hasta que se le ha cruzado El delito mayor, el último libro de Francisco Alba . Para describir al poeta, nada mejor que el texto de solapa de su anterior libro, Masa crítica. Que hila muy fino:
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«Casi todas las preguntas que plantea la poesía de Francisco Alba (Barcelona, 1967) tienen que ver con la cada vez más indisimulada mediocridad del mundo que nos rodea. Lucido y melancólico, inteligente y mordaz, Francisco Alba es dueño de una de las voces poéticas más singulares de los últimos años: una voz que bien pudiera ser la del abogado del diablo». El delito mayor ha aumentado aún su acidez y su desesperación.
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Tampoco es manco José Luis García Martín: que retrata a Alba «como un Leopardi que hubiera leído a Eliot y conociera los programas basura de la televisión, telediarios incluidos».
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Yo, que veo el vaso medio lleno, me quedo con su maestría poética, con la contundencia y la gracia de sus versos y con su irreductible e involuntario desafío al absurdo del mundo. El mayor delito será, calderonianamente, haber nacido, pero hay una última voluntad de pelea. Si puede ver (y cómo y cuánto) el absurdo, es porque queda un fondo de razón y de sentido. En ésas, qué de versos admirables, como latigazos verbales de inesperada precisión. Véanse:
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practicando/
puénting con el cordón umbilical
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Unamuno es un digno dinosaurio
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Moral hodierna: sexo y reciclaje
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Como el cura que dice «hay que cambiar el chip»
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Al ornitorrinco le da igual ser especie protegida
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En el cementerio el vivo es un ambulante vertical
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podrás comer manjares pero mira qué expulsas
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Soy un ser turbio, inquieto, abandonado
[…]
el negativo de tu autorretrato.
[Poema «Carmen». p. 51]
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[conduciendo coches] bombas de hierro y vidrio como si tal cosa.
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Paleolítico. Neolítico. Ansiolítico.
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Tu vida es un anuncio de ti mismo
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Pasas de los 50: empiezas a hacer chistes
a costa de tu mala salud.
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[el Big Bang, la Tierra, que flota, volando a cien mil kilómetros por hora]
Y tú vives en ella, terrícola alucinante.
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venimos a este mundo a fracasar.
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… nuestra ufana y bárbara
maravillosa época
[…]
que se mira al espejo y se encuentra divina
cuando es una leprosa