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LO LEÍDO
y lo liado
un blog de enrique garcía-maiquez

¡Más Madieri!

Desde Verde agua, los lectores de Marisa Madieri (Fiume 1938 – Trieste 1996) no queremos más que más Madieri. María y otros relatos (Minúscula, 2021) cumple a la perfección su papel, incluso literalmente, por la importancia que tiene el agua en muchos de los cuentos del libro. Estamos ante una voz y unos paisajes conocidos.

 

Con todo, los cuentos son muy variados en tamaño e intención.  Se nota que es una colección póstuma. Hay relatos que quedaron sin terminar (aunque eso apenas importa) y el conjunto quizá sin armonizar. Nada de eso interfiere en el placer lector o todo lo contrario. De pronto se agradecen los microrrelatos, para romperle el ritmo a otros bastante largos, que consuelan de los breves, y así sucesivamente.

 

Es muy interesante la militante postura provida de la autora. Se bate por la dignidad de los ancianos y enfermos en cuentos que tienen la carga de profundidad de los de José Jiménez Lozano, como quien no quiere la cosa. Aún es más explícita contra el aborto. El relato «El niño con alas» es fascinante. Desde un punto de vista político, porque conlleva un reconocimiento de la figura paterna de lo más patriarcal, e incontestable. Y desde un punto de vista literario, porque habría que estudiar cómo logra Madieri que un cuento tan sencillo y programático funcione tan bien.

 

No sería el único tema para un club de lectura. El posfacio de Claudio Magris merecería quizá un destripe. Consigue algo casi imposible: los spoilers retroactivos. Comete el error de decir qué relatos le parecen peores («El niño con alas», precisamente, no le gusta), lo que yo creo que se escapa a la función de un epilogista (y además no estoy de acuerdo). Pero lo peor es que, tras reconocer que Marisa Madieri, trabaja con la técnica del iceberg (ya saben, que en el relato sólo se diga explícitamente un 10% de la historia y lo demás tenga que atisbarlo entre líneas el lector), tras decir eso, va y nos cuenta la parte sumergida. Habiendo sido el marido de la autora, se entiende, porque ella comentaba con él —por lo que nos confiesa— cada detalle de sus textos, frase a frase. Desde una teoría del matrimonio, la cosa tiene su emoción; pero literariamente consigue así el más difícil todavía del spoiler  invertido, o el volteo del iceberg, o el descongelamiento de los casquetes polares. Es una pena no poder explicar el ejemplo, que tiene que ver con el cuento principal, titulado «María». Imaginen algo que la autora no cuenta porque no ha querido y que tiene que funcionar en el subconsciente del lector, si acaso y no necesariamente, y va Magris y lo cuenta… Incluso yo les aconsejaría vivamente no leer el posfacio, que no hace falta, en absoluto, para disfrutar de estas historias.

 

Ahora bien, si lo leen, ya comentaremos la jugada.

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