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LO LEÍDO
y lo liado
un blog de enrique garcía-maiquez

Lux umbra Dei

No conté en mi crónica sevillana de ayer que me pasé el día con el corazón en un puño. Pasé por la casa de Fernando Ortiz y recordé vivamente la primera vez que fui a verle, con José Mateos, y allí estaba Aquilino Duque, al que no conocía. Fue además gracioso porque enseguida Fernando me exigió que le apease el usted, pero Aquilino, no. Le dije que me resultaba extraño tutear a uno y no al otro. Y me contestó: «Que no te importe». Ea.

Luego, la visita al Palacio Pinelo, donde tiene su sede la Academia de Buenas Letras. Sólo estuve una vez antes, en el ingreso de Aquilino. Eso me puso el nostalgiómetro a mil por pálpito. Y como una sístole lleva a una diástole, recordé a don José Jiménez Lozano, y una carta que me escribió una vez para contestar a un artículo mío de política:

«Ya ve que estas generaciones hoy vivientes parece que no sabían que los quicios de la política están en la corrupción: “corrumpere et corrumpi saeculum vocatur”, decía Tácito: de otro modo, este mundo sería el reino de Dios».

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