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LO LEÍDO
y lo liado
un blog de enrique garcía-maiquez

La garza imperial

Hay que estar atento a Pablo Velasco. Por lo que escribe, por lo que edita, por lo que dice, por lo que calla y por lo que retuitea. El otro día, un largo fragmento sobre el haiku de Jack Kerouac, recogido en esta joya que por lo visto no va a quedar más remedio:

La defensa de la brevedad está muy bien, aunque hay que decir mucho más (paradoja: muchísimo más sobre la brevedad) y sobre otros aspectos también. Lo de la mirada es estupendo. Pero los ejemplos que pone a cuenta del gorrión no me parecen especialmente atinados. De haber estado presente, yo habría propuesto:

 

La hoja se baja

para abrigar del viento

al gorrioncillo.

 

Sin embargo, qué agradecido le estoy a Kerouac y a Velasco por haberme puesto la mirada a buscar haikus. Para venir al trabajo atravieso la zona de salinas. Ocasionales excursionistas la usan para caminar por sus senderos con mallas de estridentes colores y supongo que charlando fuerte y jadeando. Desde el coche he visto una imagen que me ha producido un satori. Al poco de pasar un estridente grupo de deportistas, ya se había posado una garza imperial a su espalda, con su cuello en ese, indiferente, casi inmóvil, desdeñosa…

 

Los paseantes

acaban de pasar

y ya, a su espalda,

se ha posado de nuevo

 la garza silenciosa.

 

No es un haiku, sino un tanka; pero es que no querría hacer «la trampa de la prosa», esto es, escribir un haiku que cuente con que el lector ya se ha quedado con la situación poética y el haiku sólo sirve de remate japonés, pero no como pieza independiente. Claro que, si el maestro Kerouac me insiste en la brevedad, puedo acogerme al comodín del título y ceñirme.

 

Sendero

 

Los paseantes

han pasado. Enseguida,

vuelve la garza.

 

 

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