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Cómo va a ser lo mismo tomarse una cerveza tras esta bendición, «remedio saludable para la raza humana», nada menos. Tras el primer trago, ya se siente la salud del cuerpo y la paz del alma.
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Es verdad que sin la bendición en latín, también vale; e incluso sin bendición, evocándola vagamente, como el precioso cuento jasídico. Lo que pasa es que no tenemos que renunciar a la bueno porque ya tengamos lo regular:
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«Bendice, Señor, esta cerveza, que te has dignado producir con el mejor grano: que sea un remedio saludable para la raza humana y concede por la invocación de tu Santo Nombre que quien beba de ella pueda obtener la salud del cuerpo y la paz del alma. Por Cristo, nuestro Señor».
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Y hablando del mejor grano, tampoco hay que renunciar a lo mejor:
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Benedic, Domine, creaturam istam cerevisiae, quam ex adipe frumenti producere dignatus es: ut sit remedium salutare humano generi, et praesta per invocationem nominis tui sancti; ut, quicumque ex ea biberint, sanitatem corpus et animae tutelam percipiant. Per Christum Dominum nostrum. Amen.