No admiro de Juaristi solamente su pericia técnica. Hay poemas de amor como Rosario que me parecen estremecedores o elegías como ésta:
2017
Este año han muerto,
entre muchos muertos,
mi padre, Germán Yanke y Agustín Arquer.
Fue mi amigo Germán
desde los días escolares.
Agustín, mi maestro
en esa misma época y después.
Mi padre fue mi padre
y se llevó mejor con ellos que conmigo.
Los echaré de menos,
a los tres,
como a mi juventud,
como a Bilbao.
Como a la vida ya irrecuperable.
Pero admiro muchísimo su pericia técnica. No sé cómo los aspirantes a poetas no lo estudian más. Obsérvesela unida a la mala leche en este epigrama político titulado «Entre canes entrecanos» en que fustiga a los privilegiados de todos los regímenes políticos, lo mismo nacionales que nacionalistas. Me deja perplejo cómo maneja la aliteración en «j» en esta estrofa de tanta fuerza como prodigiosa naturalidad:
Que ya no se acuerden me deja perplejo
y aunque nunca exijo el ojo por ojo
y apenas me quejo
de que me vejaran por hijo de rojo,
me molesta su afán de hacer listas
como las que hacían sus padres franquistas.
Y en la siguiente y última estrofa juega con el oído de sus lectores con traviesa maestría. Cuando estamos esperando la rima en «-ones» que exige la estrofa, él se va por «-eros», pero deja el «-ones» resonando en nuestros corazones:
Porque los conozco, aunque no se acuerden,
y los he sufrido con santa paciencia,
y ladran y muerden
como acostumbraban bajo su Excelencia,
no tolero que me den lecciones
con su altanería de necios cabreros.