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LO LEÍDO
y lo liado
un blog de enrique garcía-maiquez

Hijos

Me ha emocionado y preocupado profundamente mi hijo esta mañana, antes de irse al colegio. Viendo o agobiado que estoy de trabajo, me ha pedido: «Papá no digas más que sí a ningún trabajo. Di que no, por favor, di que no». Me ha recordado a unos amigos que le pedían a su padre en una tasca que no bebiese más: «Venga, vamos a casa». Y a otros que le pedían a su padre: «No comas tanto, papá, no comas tanto». Nunca me había sentido tan workaholic como esta mañana. Es verdad que esta semana y la que viene son de locos, pero también que tengo que hacerle caso.

No será fácil. Hace unos días recibí este correo electrónico de mi hija Carmen (12): «La profesora Imma Vacas ha pensado que usted, gran y poderoso padre, podría venir algún día a nuestra humilde clase para ayudarnos (un gran acto de bondad y amabilidad que supongo que aceptará) a explicarnos la lectura y a encaminarnos al buen camino de la literatura y escritura que usted aprecia. Si no tiene ningún problema , le mando las hora en las que podría venir. Adiós, queridísimo, grandísimo ,amabilísimo, amado y fuerte señor padre». Cuando llegó Carmen por la tarde confirmé mis sospechas. Me reconoció que cuando la profesora, delante de toda la clase, le pidió que invitase a su padre, pensó, uf, que había muchas posibilidades de que yo dijese que no, así que decidió usar sus mejores armas. Hizo bien. Y así, entre unos y otros, voy yo.

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