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LO LEÍDO
y lo liado
un blog de enrique garcía-maiquez

He vendido un libro peligrosamente

Hoy, en una tienda atestada de vísperas de Reyes, he hecho un comentario inoportuno: «Qué difícil es regalar a las mujeres». Se ha levantado una gran marejada. Los muchos hombres presenten en la tienda han dado hondas cabezadas de asentamiento. Pero la alegre dependiente, ajena al eslogan de que el cliente siempre tiene razón, ha negado con firmeza. Yo me di cuenta de que me había metido en un lío. Entonces, una señora de entre la multitud de compradores ha puesto una cara de auténtica pena. Yo me he dado por muerto. Y ha hablado: «Es verdad. Mi difunto marido en eso era buenísimo: todo le gustaba. Yo, en cambio, le ponía sus dificultades, al pobre». Ha sido precioso, y no lo digo sólo por mi instinto de supervivencia. Era el amor más allá fuerte que la muerte, atravesando el agua fría. Y calmando los ánimos. Todos y todas [sic: aquí puede decirse] hemos asentido en que el hombre es mejor para ser regalado y la mujer infinitamente mejor haciendo regalos.

Como ya se había creado una tertulia, les he contado la novela Señora de rojo sobre fondo gris y cómo esa esposa ideal e idolatrada resultaba siempre imposible de regalar. Cuando lo leí en mi adolescencia (en mi lejana adolescencia, he añadido cuando vi cómo me miraban mis nuevos amigos), me pareció un rasgo de carácter muy chocante, pero luego la vida me hizo casarme con una señora de rojo o no pero igual de complicada para los regalos, y la quiero como Delibes a la suya.

El caballero que daba más hondas cabezadas cuando yo abrí fuego, concluyó: «Pues le voy a regalar ese libro a mi señora, ea». «Y que sea lo que Dios quiera», le he dicho yo, deseándole suerte.

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