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LO LEÍDO
y lo liado
un blog de enrique garcía-maiquez

Examen de conciencia en blanco

Qué bien puesto está el examen de conciencia a última hora del día. Llegas tan cansado que te acuerdas de muy poco. El agotamiento no llega a absolución, porque de lo gordo te acuerdas, pero sí adormece los escrúpulos. Corre un tupido velo que en unos minutos será una tupida manta. No lo pienso sólo por lo ascético sino también por lo literario. Con este diario pasa igual. Hoy puedo haber pensado tres o cuatro veces que contaría eso o aquello aquí, y ahora no me acuerdo qué era aquello ni siquiera qué era eso. «No sería tan importante», como nos decía mi madre, y digo yo a mis hijos cuando se les olvida algo que querían contarme. Me pago con la misma moneda. En el último momento, haciendo una cola, el de adelante mía le contaba a un conocido que había viajado para hacer un exámen, pero que le habían preguntado algo que no esperaba y que se puso en blanco y que mientras hablaba se escuchaba sobre todo los latidos del corazón. Venía derrotado, excusándose (o sea, derrotado al cuadrado). Sólo se le ha iluminado la cara al contar que ya en mayo nace su hija. Y a mí entonces me ha dado más pena aún que se haya quedado en blanco en el examen. Yo ahora intento hacer a la vez mi examen de conciencia y mi ejercicio del diario y, salvo la historia de ese chico desconocido, no me acuerdo de nada. Voy a dormir como un bendito, con la conciencia tranquila, siquiera sea por la amnesia.

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