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ENTREVISTA

Ramón Pérez-Maura: «Mi libro es una historia de amor sin final feliz»

Ramón Pérez-Maura (Santander6 de junio de 1966) es a todas luces un periodista de libro -y nunca mejor dicho -. Su pluma de tinta color burdeos delata a un hombre detallista, exquisito, con una trayectoria llena de historias archivadas por momentos, anécdotas, lugares, nombres y fechas con efecto encantador. Con la palabra como escudo y espada, su libro «Memorias de un periodista», retrata en 328 páginas los claroscuros de tres décadas trabajando en ABC. Como en toda relación que se tercie, el camino a la eterna felicidad pocas veces culmina. Hace un año Pérez- Maura puso punto y final con su marcha de la mítica cabecera por diversos motivos que a continuación nos cuenta. Ahora, ya con varios capítulos de su vida escritos, es en su despacho de El Debate donde lo recuerda desde la voz de la experiencia. Aficionado al campo y a disfrutar del medio ambiente en todas las estaciones del año, leer es otra de sus pasiones cuando el trabajo se lo permite. Cara a cara conversamos sobre el hoy, el ayer y lo que vendrá, entre periodismo y grandes recomendaciones literarias con un atardecer de fondo francamente espectacular.

 

 

Ramón, antes de nada, enhorabuena por vuestro nuevo proyecto (El Debate). ¿Qué tal está?, ¿Feliz?

Muy feliz. Esto ha sido una suerte inmensa. Justo cuando me fui el año pasado de ABC, exactamente el 15 de octubre del año pasado, La Asociación Católica de Propagandistas estaba comenzando a preparar este proyecto y muy rápidamente, me invitaron a unirme. Formalmente no lo he hecho hasta el mes de septiembre, pero en la práctica, desde muchos meses antes, estaba colaborando en distintas cosas y aquí hemos tenido bastante suerte. Algunas personas que salíamos de ABC -porque había cogido una línea editorial distinta a la que había tenido hasta ahora-, nos encontramos con que La Asociación Católica de Propagandistas quería reeditar El Debate. Fue el periódico de referencia en la época de 1920 y 1930 del centroderecha español con unas ideas editoriales muy parecidas a las que nosotros habíamos defendido a lo largo de muchos, muchos años en ABC. Fue lo que yo llamo, “un matrimonio de intereses”. Los dos nos encontramos en el momento adecuado, unos sin trabajo y otros buscando poner en marcha un proyecto que se parecía mucho a lo que nosotros queríamos hacer. Por lo tanto, si también dicen que los matrimonios de conveniencia son los matrimonios perfectos, creo que este matrimonio tiene muy buena pinta.

¿Periodista se nace o se hace?

Creo que periodista se nace, aunque también creo que además de nacer, debes tener una cierta vocación para adaptarte a lo que es el periodismo en los diferentes soportes: televisión, papel, radio, digital… Lo que sí es verdad es que no todos valen para todo. Por ejemplo, hay magníficos periodistas del periodismo escrito que dan muy mal en televisión y viceversa.

Tengo aquí su libro donde recoge sus vivencias en ABC. ¿Cómo se ha sentido escribiendo este libro?

Bueno, este libro es un poco una historia de amor sin final feliz, como tantas historias de amor. Lo escribí porque quería contar una historia que solamente yo podía contar. Para poder escribir un libro así se necesitaba mucha independencia y yo, gracias a Dios, la tengo. Podía decir lo que quería decir. No sé si hay mucha gente que puede hacer esto ahora mismo. Además, tengo a gala que no ha habido una sola persona que me haya dicho que algo de lo que digo aquí no es cierto. Ni una. Y el índice onomástico es extenso.

Algunos compañeros le han acusado de haber pretendido hacer un ajuste de cuentas escribiendo este libro ¿Por qué cree que insinúan esto?

Si alguien cree que es un ajuste de cuentas, el sabrá porqué lo cree. Me he limitado a narrar unos hechos y como te decía, nadie ha contestado. Además, a diferencia de otros que han hecho sus memorias tras el paso por algún medio, en mi libro salen con nombre y apellidos todo el mundo. Y en la mayoría de ellos con los dos. Por lo tanto, en mi caso he dicho las cosas de frente, con toda franqueza, y si alguien cree que es un ajuste de cuentas, pues… él sabrá porqué. Siempre diré que ABC es una institución y espero que lo siga siendo. Sí que creo que los gestores de los últimos años han sido desastrosos, y ahí están las cifras que lo demuestran. Si decir que la gestión de los últimos tiempos- que es un desastre- es “un ajuste de cuentas” … los que tienen que ajustar las cuentas por cómo les va, son ellos, que no están pasando por su mejor época.

He visto que consiguió ser el redactor jefe más joven de ABC (a la edad de 24 años). Una enorme responsabilidad. ¿En algún momento tuvo miedo al fracaso?

Recuerdo el día en el que me comunicaron mi nombramiento por “Telex”, una máquina que hoy en día los jóvenes no saben lo que es. Estaba manteniendo una conversación con José Antonio Sentís. Fue él quien me dio la noticia. En ese momento me encontraba en Siria, concretamente en Damasco, en una reunión de ministros de exteriores posterior a la primera guerra del Golfo. Tras la noticia me quedé atónito y bastante asustado. También debo decir que el susto se me pasó rápido. Mi jefe por aquel entonces y subdirector, Joaquín Vila, había convencido a Luis María Ansón para hacer mi nombramiento. Era una persona que, desde el primer momento me dio y demostró su confianza. Me apoyó siempre. Trabajar con él era muy fácil. Después de la salida de Ansón, llegó Paco Giménez Alemán. Nuestra relación fue buenísima desde el primer día y así, sucesivamente, con todos los directores que he tenido.

En el libro se llega a intuir cierta rivalidad por los recovecos de la redacción de ABC -que no deja de ser un denominador común entre periodistas-.

A lo largo de los años lo he visto muchas veces. He visto rivalidades sanas y también insanas. Lo he visto todo. No me ha parecido especialmente preocupante durante muchos años. Ahora la cosa ha cambiado. En los últimos tres o cuatro años que estuve ahí lo vi claramente. Vivíamos una situación extraña. El consejero delegado de la compañía daba órdenes en paralelo a la dirección del periódico. Esto generaba que una serie de redactores y jefes, solo respondían ante el consejero delegado y claro… eso hacía la vida en el periódico un infierno.

¿Y un compañero de profesión al que admire?

Sin duda Bieito Rubido. Trabajar con él siempre me ha parecido un placer. Durante mi carrera he tenido grandes directores por los que me he partido literalmente la cara y creo que alguno de ellos no me lo ha agradecido después, pero trabajar con Bieito es un placer y hacerlo día a día es muy fácil. Cosa que no siempre ocurre.

¿Qué libros considera de obligada lectura para ser un buen periodista?

Hace mucho tiempo que no leo un libro sobre periodismo. En mi caso siempre me han llamado la atención las memorias y biografías. La lectura que siempre recomiendo es la autobiografía de Katherine Graham, la editora del Washington Post. Me parece un libro modélico porque demuestra la independencia del editor de un periódico, su capacidad de enfrentarse responsablemente al poder político, sin hacer locuras ni tonterías, aludiendo a un supuesto derecho a la información, que muchas veces se utiliza para dar exclusivas de un valor cuestionable y que generan gran peligro para una nación, porque se pueden contar secreto que no conviene nada contar por el bien de todos. No por el bien de unos pocos. Sin duda, para ser un buen periodista, conviene leer y entender las memorias de Katherine Graham.

 

 

¿Y el autor o autores que más le han influido ideológicamente? 

Me ha influido mucho un periodista que ha escrito una magistral, la biografía definitiva – de momento sólo disponible en inglés-, de Margaret Thatcher. El autor es Charles Moore y además es buen amigo. Ha hecho la biografía autorizada que se publicó después de fallecer ella. Él ha sido la persona que ha tenido acceso desde hace 15 años a todos sus archivos. En mi caso todavía no la he terminado. He leído nada más que tomo y medio. Me queda todavía. Creo que en total son 2400 y pico páginas.  Me he leído el primer volumen y la mitad del segundo. Para mí esos tres volúmenes sobre Thatcher son de una influencia clave. Te explica como esa persona se ha hecho a sí misma y es capaz a llegar a la cúpula del poder.

¿La entrevista que más recuerda o que más le ha gustado hacer?

Probablemente una entrevista que no pasará a la historia por nada. Entrevisté al presidente socialista Jorge Sampaio de Portugal – que curiosamente falleció hace unas semanas-. Fui elegido para hacerle la primera entrevista tras llegar a la presidencia. Me citó a cenar en el Palacio de Belém un miércoles a las ocho de la tarde, si no recuerdo mal. En ese momento me comunicaron que el presidente se iba a retrasar. Finalmente tardó como una hora en llegar – cosa que me pareció rara-. Entonces, nada más llegar, se disculpó y me explicó: se celebraba la final de La Copa del Presidente y en el estadio habían disparado una bengala que había matado a un espectador al otro lado del estadio. Una explicación completamente entendible.

¿Y qué pasó con la entrevista?

Después de este imprevisto di paso a la entrevista: “Presidente, pues cuando quiera, empezamos”. Y me respondió: “No, no, primero vamos a cenar y después empezamos”. Íbamos por el segundo plato cuando le vuelvo a preguntar por la entrevista. En esta ocasión me contesta: “No, no, eso después. Vamos a servirnos una copa y luego, vemos”. Durante la cena estábamos él y yo con un ayudante militar suyo, las fotos las habíamos hecho en el aperitivo. Por fin terminamos de cenar, pasamos al salón, nos quitamos las chaquetas y nos sirven unas copas. Y empezamos a hablar. La entrevista duró aproximadamente una hora y fue tremendamente interesante, con un contenido muy humano. Después de todo la última sorpresa llegó al final del encuentro. Salimos los dos a la vez hacia la puerta, insistí en que no me acompañara, no hacía falta porque pensaba que estaba en su casa. Resultó que el palacio donde me había citado no era su residencia habitual. Seguía viviendo en su piso del centro de Lisboa, el de siempre. Me pareció un detalle humano admirable.

También recuerdo con mucha importancia la primera entrevista que dio en su vida el actual rey de Marruecos, en aquel entonces, príncipe heredero. El contexto tenía que ver con unas luchas de poder internas que había en Marruecos en ese momento. En resumen, he tenido la suerte de entrevistar a unos treinta jefes de Estado y de de Gobierno y he aprendido mucho de muchos, no de todos, pero mucho de muchos. Haber podido vivir eso es un gran privilegio.

¿Cuál ha sido la noticia más difícil que ha tenido que dar?

La noticia más difícil que he tenido que dar me tocó siendo muy joven, antes de ser redactor jefe. Estaba en el Cairo cubriendo la primera Guerra del Golfo y se produjo la caída del gobierno cristiano del general Aung, un reducto de régimen cristiano enfrentado a Siria. En actualidad, Aung San, es el presidente de El Líbano pero, en ese momento, era primer ministro y fue derrotado por la aviación siria. Terminó refugiándose en la embajada francesa. Con este contexto me fui a hacer una entrevista al que ha sido el gran aliado político del general Aung, Dany Chamoun, hijo de un expresidente libanés, Camille Chamoun. Lo entrevisté en su casa con su mujer, un bebé pequeñito y sus hijos. Me contó la tragedia que estaban viviendo. Les hice unas fotos, me despedí de ellos y me fui al hotel. Al día siguiente fui a oír misa a la abadía del patriarca de la iglesia maronita y después de misa, me acerqué a ver—que había quedado con él— al nuncio que era santanderino, como yo. Cuando entro en su despacho me dice: “¿Se ha enterado usted?”. Le dije: “¿De qué?”. Y me contestó: “Han asesinado a Dany Chamoun y su familia”. Y le volví a decir, muy conmovido: “Lo siento, estuve con ellos ayer en su casa hasta las ocho y media de la tarde”. Y salí corriendo. Llegué a la casa y el portero que me conocía de la tarde anterior me contó lo que pasó y cómo fueron los hechos. Yo no había transcrito la entrevista todavía. Me volví al hotel, la transcribí y conseguí que en France Press me revelaran las fotos para después transmitirlas. Ese reportaje, esa entrevista y esas fotos fueron compradas por Paris Match, un gran, gran medio europeo. Con 24 años, después de todo, este medio me publicaba un asunto que era tema de portada. El éxito llegó de esta manera. De alguna forma, por desgracia, así es el periodismo.

Pregunta de la casa: ¿Qué género prefiere: ensayo, biografía, novela?

Me encanta la biografía, autobiografía o las memorias. Creo que tengo una gran colección. Luego tengo afición por la novela pero es más un relajo y únicamente con unos pocos autores, no demasiados.

¿Por ejemplo?

Probablemente mi autor favorito—que ha muerto hace tres años—es Jean d’Ormesson, el académico francés que fue director de Le Figaro y que ha escrito unas obras maravillosas. La obra magistral por la que se ha hecho famoso en Francia y en Europa es Por capricho de Dios, que en España estuvo muchos años sin traducirse. Hace poco se ha vuelto a editar. Luego, en la editorial Destino, tiene una trilogía absolutamente maravillosa. El viento de la tarde, así se llama la primera. Es uno de estos escritores extraordinarios que juntan personajes de ficción con personajes reales: Eran cuatro hermanas, cuatro hermanos y una de las hermanas es una casquivana que cuando llega a España se lía con Luis Miguel Dominguín -tampoco era una cosa tan excepcional, ¿no?- Este autor me apasiona. Otro gran candidato es Evelyn Waugh (aquí puedes leer la maravillosa semblanza que sobre él ha escrito Jesús Beades para Leer por leer) . Me marcó muchísimo cuando leí por primera vez Retorno a Brideshead. Sigo releyéndolo siempre que puedo. Otro autor que me viene a la cabeza es Frederic Forsyth. Puede que por mi trabajo y mis aficiones me hayan divertido tanto sus thrillers; los he devorado. Recuerdo cuando estaba en el colegio mayor y dejar en la puerta una notita indicando que estaba enfermo para quedarme un día entero en la cama leyendo el libro. Si cambiamos de tercio, el ensayo político también me gusta mucho. Estoy muy orgulloso de haber leído página a página La historia de los heterodoxos españoles de Don Marcelino Menéndez y Pelayo. Creo que es un libro que te enseña mucho sobre la historia de España. Muchísimo. Luego, si nos vamos a lecturas contemporáneas, me parece fantástico El manual del perfecto idiota latinoamericano que escribieron tres grandes amigos como Álvaro Vargas Llosa, Plinio Apuleyo Mendoza y Carlos Alberto Montaner. Otro libro reciente puede ser Contra occidente de Gustavo Arístegui. Es un alegato perfecto de la amenaza del islamismo y creo que es un libro que deberían leer muchos los que se olvidan de las amenazas que tenemos delante. Hay otros ensayos que creo que son muy necesarios. Deberían ser obligatorios en la carrera de filosofía o en ciencias políticas. El ensayo al que hago referencia es Intelectuales de Paul Johnson: Te cuenta las miserias de tanta gente brillante e importante y descubres su parte humana para comprender cómo eran ellos en su totalidad.

 

 

Nos gustaría saber qué libro le regalaría a los siguientes personajes de actualidad:

¿A Iván Redondo?

Morderse la lengua, de Darío Villanueva.  A ver si se entera de una vez lo que es la estupidez de la corrupción política.

¿Isabel Díaz Ayuso?

La biografía de Thatcher, la misma que te he mencionado antes.

¿Al rey Felipe?

El nuevo libro de Borja Cardelús, América Hispánica. 

 ¿A Grande Marlaska?

La Constitución Española.

 ¿Y a Belén Estaban?

El catón.

¿Su libro favorito?

Probablemente la trilogía de El viento de la tarde.

Para terminar. ¿La noticia que le gustaría o le queda por dar?

[Pensando. Un silencio sepulcral] La noticia que más me gustaría dar y cuanto antes sería el regreso a España del rey Juan Carlos I. Si pudiera publicarla para dentro de tres días estaría bien, si fuera posible, aunque —desgraciadamente—no lo creo.

 

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