En Leer por leer hemos tenido el placer de charlar con Julián Quirós. El director de ABC nos confiesa que empezó tarde en esto de la lectura y que por eso no atesora grandes libros de infancia, aunque en la actualidad los títulos desbordan su mesilla. Considera que la lectura de la biografía de Goebbels le va como anillo al dedo a Iván Redondo pero prefiere recomendarle «El arte de la prudencia» de Baltasar Gracián. Quirós reconoce que aunque es una temeridad atribuir un alter ego literario a personajes de la actualidad el Julien Sorel de Stendhal guarda cierto parecido con Pedro Sánchez.
Desde Leer por leer le agradecemos que haya hecho un huequecito en su ajetreada agenda para ejercer de prescriptor literario.
Se le ha definido como un periodista incómodo para el poder: en la mancheta de Las provincias de Valencia se aseguraba que “venían a ser la voz justa del país, prudente, económicamente gobernado”. ¿Qué libros considera de obligada lectura para conseguir ese objetivo que se marcaba en la mancheta?
Ese lema no es mío, aunque desde luego lo hago mío. Es el Manifiesto Fundacional de Las Provincias que escribió Teodoro Llorente en 1866 y que me parece soberbio, “ser la voz de los que callan, del país que quiere ser justa, prudente y económicamente gobernado”. Me parece que es un gran principio rector para un periódico liberal, conservador y burgués, en el siglo XIX, XX o XXI. Si tenemos que elegir un libro, y más situándonos en 1866, para entender cómo debe funcionar una sociedad equilibrada, meritocrática e innovadora elegiría sin duda ‘La democracia en América’, de Tocqueville. Ahí, como quien dice, está todo lo que da pie a una prensa libre y a una sociedad abierta, que es mi primera preocupación.
En los últimos años hemos vivido un revival de algunos de los columnistas españoles históricos como Chaves Nogales, González Ruano, etc. En el periodismo de hoy ¿A qué columnistas admira o sigue fielmente (además de a los de ABC evidentemente)…?
Ruano, Camba, Umbral o Alcántara nunca han dejado de estar de moda porque su excelencia trasciende las modas y las épocas. Chaves Nogales supera el mero columnismo y por eso quizá ha crecido tanto en los últimos años. La columna literaria sigue siendo y seguirá siendo un puntal de la prensa española, una tradición que sigue muy viva. Ahora además hay diversas escuelas, escribe mucha gente de estilos, temperamentos y enfoques distintos. También es verdad que ha perdido ese punto aristocrático, porque se ha democratizado mucho el acceso, con la expansión digital. ABC cuenta con una veintena de firmas prodigiosas y se siguen incorporando otras, algo más jóvenes, igual de magníficas que garantizan la renovación. Fuera de ABC hay grandísimos escritores de periódicos. No son pocos, se escribe mucho y bien, por eso prefiero no mencionar a alguien en concreto, porque el pódium está muy disputado y es cambiante. Sí diré que a futuro pienso que el género que va a dar más potencia a la prensa no es la columna clásica, sino la crónica, la distancia media, las 800 palabras, donde cabe la información, el análisis interpretativo, el guiño literario, el color y algo de reporterismo. Pienso que la crónica puede ser la pieza estrella de los periódicos que haremos bien pronto.
A estas alturas parece inevitable que el Gobierno de Sánchez indulte a los presos del 1 de octubre. A aquellos que defienden esta decisión, que consideran que se trata de venganza y revanchismo ¿Qué libros les recomendaría leer?
Siempre podemos remontarnos a ciertos clásicos, pero se están publicando ensayos clarividentes contra los fenómenos contemporáneos, sean los identitarismos o el populismo, estoy pensando en ‘La masa enfurecida’ y ‘Cómo mueren las democracias’. Pero en el fondo para comprendernos como españoles, todo sigue estando en ‘Los episodios nacionales’, en Galdós, con otros contextos y nuevos conflictos, pero el ánimo nacional ha cambiado poco.
Pregunta de la casa: ¿Qué género prefiere: ensayo, biografía, novela, poesía? Recomiéndenos uno de cada género…
Lo de los géneros para mí va por épocas. La poesía viene y va. Con la literatura sí tuve un proceso; de la novela a la novela histórica, luego a la novela negra y hace años ya que lo que más me gustan son los diarios y el memorialismo. Sigo leyendo historia, pero reconozco que me fui decantando por la biografía, cada vez me han ido interesando más los personajes, supongo que es deformación profesional.
ENSAYO. ‘Memoria del comunismo’, de Federico Jiménez Losantos. ‘Las armas y las letras’, de Andrés Trapiello.
BIOGRAFÍA. ‘Antonio Maura, la revolución desde arriba’, de Diego Sevilla.
NOVELA. La saga de Don Winslow, de ‘El poder del perro’ a las siguientes.
POESÍA. Podría decir otros, pero este tiene un valor personal además, ‘La semilla en la nieve’ de Ángel Campos.
Periodismo y literatura siempre han ido de la mano: ¿Qué lecturas considera que han sido fundamentales a la hora de desempeñar su oficio?
La escuela americana. Tanto las memorias de los grandes periodistas como los grandes autores de no ficción; Capote, Talese, Wolfe, Mailer… También lo que salió de América Latina a raíz del boom y que de paso dio valor al gran reporterismo de la región. Y por supuesto, lo que se ha hecho en España, desde lo de Chaves Nogales a Leguineche o los numerosos libros magníficos que salieron a partir de la Transición durante más de una década.
¿Y el autor o autores que más le han influido ideológicamente?
En primero de carrera un amigo me regaló la colección de ‘El Espectador’, de Ortega y quizá con eso empezó todo. Era deslumbrante. Luego las novelas de Vargas Llosa me fueron llevando a las ideas de Vargas Llosa y enganché con las distintas corrientes liberales, donde mejor me reconozco. Hace unos años me enganché a Orwell por su radical honestidad, me entusiasma su sencillez, aunque esté a veces equivocado. De todas formas, superando ideologías, el escritor que más me fascina desde que hace 25 años encontré ‘El cuaderno gris’ es Pla, lo releo constantemente, en español, no encuentro nadie que me proporcione mayor placer y hondura que él. En el plano profesional, el periodista cuya trayectoria más he admirado es Martín Ferrand, y fuera, Indro Montanelli, un tipo de otra galaxia.
Nos gustaría saber qué libro le regalaría a los siguientes personajes de actualidad: Iván Redondo, El Rey Felipe, Isabel Díaz Ayuso, Grande Marlaska y Jorge Javier Vázquez.
IVÁN REDONDO:
Para que se descubra a sí mismo hay un libro muy bueno, basado en sus diarios, escrito por Peter Longerich, llamado ‘Goebbels’. Ahí nacen muchas de las trampitas que están poniendo de moda los llamados spin doctors. Pero como deberíamos recomendarle algo para que aprendiera y se enmendara, mejor ‘El arte de la prudencia’, de Gracián, una enseñanza juiciosa e inteligente sobre la vida que también vale para la política y la comunicación.
EL REY FELIPE:
La última gran biografía sobre Don Winston. ‘Churchill’, de Andrew Roberts, entre otras cuestiones porque se basa también en los archivos reales y se percibe muy bien la relación de confianza entre el monarca y el primer ministro.
ISABEL DÍAZ AYUSO:
‘Memorias de guerra’, de Montgomery, aprenderá cosas que le vendrán bien, aunque algunas las sabe por intuición.
GRANDE MARLASKA:
Para que no se le olviden, ‘las obras completas’ de Sabino Arana, y para enterarse de cómo funciona el régimen nacionalista en Cataluña, ‘El hijo del chófer’.
JORGE JAVIER VAZQUEZ:
Está claro, las memorias de Woody Allen, ‘A propósito de nada’.
Ahora le propongo un juego, ¿Se atreve a atribuirles un alter ego literario a: Pedro Sánchez, Inés Arrimadas, Santiago Abascal y Pablo Casado ?
Esto es una temeridad absoluta, pero entraré en el juego, por parecidos razonables y con todas las distancias del mundo.
PEDRO SÁNCHEZ:
El Julian Sorel de ‘Rojo y negro’.
INÉS ARRIMADAS:
Quizá el Juan Preciado de ‘Pedro Páramo’.
SANTIAGO ABASCAL:
Este sería más fácil con personajes históricos tipo Juan de Austria, pero, vamos, puede ser aquel Don Celso de ‘Peñas Arribas’.
PABLO CASADO:
Difícil también, porque a Casado no se le podrá atribuir un alter ego hasta que sea presidente del Gobierno, entonces veremos cómo es en realidad Casado. De momento, con todas sus frustraciones y limitaciones, podría ser K, el personaje de Kafka en ‘El Proceso‘.
¿Con la reciente subida de la luz, veremos cada vez más esa imagen ya tan antigua de los niños (bueno, y los adultos) leyendo a oscuras con la ayuda de una linterna o dejaremos de leer para ahorrar?
Se seguirá leyendo siempre, no sé cómo ni por dónde, pero el ser humano no perderá la capacidad de contar historias y de escucharlas, es nuestra gran ventaja sobre las demás especies.
Un libro que considere imprescindible en la infancia…
En mi infancia no leí libros, salvo un Moby Dick y un Quijote ilustrados. Fui de la colección Bruguera, me devoraba todos lo fascículos y libritos que encontraba. Hasta los doce o trece años no empecé a leer de corrido, con Baroja (Zalacaín y demás) y Delibes. Me salté todo lo que es la literatura infantil, es una pena, pero no la tuve.
¿Y el libro que tiene ahora mismo en su mesilla de noche?
Siempre tengo varios, aunque en los últimos meses mi ritmo de lectura ha bajado mucho. Acabo de terminar el último ‘Salón de pasos perdidos’ de Trapiello, a los que llevo años enganchado y una antología de Brines. Y quiero empezar ya con Karina Sainz Borgo y las memorias de Guidé que acaban de salir. Y estoy releyendo las necrológicas de Ruano reunidas en un gran volumen, me están divirtiendo tanto como la primera vez.
¿De quién o sobre qué tema no se leería jamás un libro y por qué?
De los famosetes que todos conocemos. Y en general tampoco leo estos libros rápidos de los políticos que acaban de dejar el poder, o los leo muy tangencialmente, escaneando por encima, sólo unos pocos merecen la pena. Empecé con las memorias de Obama y no están mal, pero lo dejé a las 200 páginas porque me llegaron alternativas que me interesan más. Tendré que retomarlas.
Un personaje literario del que se enamoraría locamente en la vida real…
No me veo ahí, me pasa que por esto del periodismo me resulta más fácil ese juego con personajes reales, pero bueno, digamos que me fascinan un poco esas protagonistas femeninas de Pierre Lemaitre; mujeres duras, en situaciones extremas, de carácter fuerte y decidido, pero muy sugestivas.
Y si fuera usted el que pudiera convertirse en un personaje de ficción, ¿Quién le gustaría ser?
Tampoco soy capaz de hacer ese ejercicio, digamos que mi ansia aspiracional sería un personaje real, el periodista italiano Indro Montanelli, me parece un ser portentoso y formidable, un aventurero osado y un intelectual valiente y brillante, y su mundo nos queda más próximo que el de los periodistas norteamericanos.
Libro favorito de todos los tiempos:
Uno no, imposible. Muchos.
‘Pedro Páramo’, pero claro antes tuve que leer ‘Cien años de soledad’
‘El Quijote’, con veinte años no pude con él, con treinta me gustó, con cuarenta me entusiasmó.
Los libros de aventuras que me iniciaron; los de Baroja, luego ‘El puente de Alcántara’, ‘León el africano’, la interminable lista sobre Roma, etc.
‘La Montaña mágica’ y los grandes novelones realistas anteriores.
‘El cuaderno gris’, por todo lo que me abrió después y que seguramente es lo que más me interesa hoy.