Ignacio Ruiz- Quintano (Burgos, 1958) es uno de los rostros del columnismo de opinión más veteranos dentro del panorama periodístico español. Si le preguntamos sobre su dilatado currículum, dice que desaparece el día que te dan la liquidación. Sin embargo, resulta inevitable pasar por alto su trayectoria entre titulares, párrafos y ladillos. Su carrera se relaciona a gran escala dentro de la cabecera del diario ABC en dos etapas: la primera, entre 1979 y 1989, y, la segunda, a partir de 1996 hasta la actualidad – conviene mencionar su paso por Diario y Cambio 16 entre la contraportada y temas culturales-. De periodista a periodista, Ryszard Kapuscinski decía que el cometido de su oficio no era la vocación, sino una misión. En el caso de Ruiz- Quintano, el periodismo fue una casualidad. Quería ser guionista pero, una polémica femenina a la entrada de la facultad, le hizo cambiar de idea- ¿ligar para comer o comer para ligar?- que se lo pregunten a los estudiantes de la Complutense del 76…
En esta ocasión es Scarlett Johansson quien, tras su paso por el rodaje fantasma del director Wes Anderson, ha hecho de Chinchón – el refugio del periodista desde que empezó el abominado confinamiento – un lugar mejor, más bello si cabe. Y aprovechando este apunte, nuestra pregunta es obligada: «¿Con qué libro conquistaría a una de las mujeres más deseadas del horizonte hollywoodiense? La respuesta no tiene desperdicio.
Ingenioso, mordaz y con un tronchante sentido del humor, conocemos las predilecciones y gustos literarios de un periodista como ya, tristemente, pocos quedan.
Tiene un currículum muy interesante dentro de este oficio. Para el escritor, ¿el periodismo es una vocación o un refugio para el literato?
El currículum no va a ninguna parte porque desaparece el día que te dan la liquidación. Aquí no sobrevive ni Amilibia ni Tom Wolfe. En mi caso el periodismo fue una casualidad: iba a matricularme en la Escuela de Cine, porque quería ser guionista, pero al pasar por Periodismo había una cola de chicas contestatarias en la ventanilla de Periodismo y me quedé a dar palique. En el 76 los estudiantes de provincias intentábamos ligar para comer (sus familias te invitaban los domingos a almorzar), no para lo otro, y había Carpantas que compatibilizaban tres novias. La Complutense era un delirio: nadie daba palo al agua.
Concede pocas entrevistas, es cierto. Lo poco que he podido encontrar hace referencia al siguiente titular; “El globalismo nos quiere esclavos, en falda corta y callados”. ¿Estamos sometidos en todos los rincones del mundo a un globalismo total? ¿Se ha refugiado en Chinchón por ese motivo?, ¿más libertad que en la ciudad?
La intervíu, decía D’Ors, es un artículo que escribe uno y cobra otro. Pero eso era cuando las entrevistas se pagaban. He escrito muchas, y me encantaba. Si me la piden a mí, remoloneo porque me da pereza no poder decir lo que uno debe decir. ¿El globalismo? Es el mayor movimiento esclavista de la Historia. Los pobres estorban, y si yo fuera millonario, también sería globalista. Lo veo como la fase terminal del liberalismo, que nació para pastorear a los pobres y alejarlos del poder, con leyes que les impedían tomar el poder legislativo, como nos mantienen a nosotros, y tan a gusto. ¿Cómo se consigue que los pobres piensen lo mismo que los ricos? Con la corrupción, que es hoy el gobierno del mundo. El negocio del Gobierno es, y debe ser, el negocio de los ricos, que lo obtendrán por las buenas o por las malas, y el único medio bueno de obtenerlo es por sufragio libre del pueblo, decía el señor padre de Stuart Mill, que era el Jimi Hendrix de los liberalios. Y el medio malo de conseguirlo es a palos, como hacen los globalistas. A Chinchón me acerqué como “brexiter”. Soy brexiter,y mi “Brexit” era irme a Macao, lo más lejos de Madrid. Chinchón es Macao en una película de Orson Welles, así que Chinchón, donde te puedes encontrar con Scarlett Johansson en la Plaza Mayor, que es plaza de toros con derecho a callejón por privilegio real (en Las Ventas al callejón se accede por enchufe de la Comunidad, que no es lo mismo), o también con un terremoto; el último, de 2,9 en la escala de Richter, con réplica en Villaconejos. En Madrid, en cambio, sólo ves liberalios vendiendo alfombras (“mi último libro”, dicen) por las terrazas.
¿Considera que España, un país riquísimo en personalidad, es hoy una sociedad sin identidad, aborregada? ¿Por qué?
Como dice Rafael de Paula, lo primero que hay que tener en este mundo es personalidad. España la tenía, pero la banda de los cuatro, que aquí son los partidos, se la han cargado con su Revolución Cultural, y no va a quedar de ella ni el lechazo asado, que es nuestro pato laqueado. ¡En China la banda de los cuatro se cargó el pato laqueado! Políticamente, somos el país más atrasado de Europa, lo que hace de nosotros unos cafres felices en la servidumbre voluntaria, que no tiene arreglo. No salimos de la Restauración.
En la actualidad es uno de los columnistas del diario ABC con más prestigio. Ahora que nadie nos oye, ¿cuál es la fórmula ideal para una columna de opinión periodística?
Pemán decía que al prestigio le pasa como a un tarro de agua de colonia: se tiene mientras no se usa. Pemán fue quien enseñó a Umbral a hacer artículos, con un consejo que vale para todos: creer sólo en dos o tres cosas fundamentales y burlarse de todo lo demás. “Así se hacen los artículos”, le dijo. Mano de santo.
Pasemos a nuestra bendita asignatura pendiente: Los libros. ¿Su género favorito?
El ensayo.
Si tuviera que salvar un libro, ¿cuál sería?
El Apocalipsis.
¿Su autor y libro favorito?
Bernal Díaz del Castillo y su “Historia verdadera de la conquista de la Nueva España”. La leo cada año. Todo el espíritu y toda la fuerza del idioma está en el español que escribe Bernal. Me fascina el astrólogo, Blas Botello, que aconseja a Cortés salir de Tenochtitlán ese día, y es la Noche Triste. El astrólogo se fue al agua con todos sus ahorros. ¿Qué cartas manejaba aquel hombre?
La fortuna tendría otro nombre y…hablando de nombres ¿Qué libro le regalaría a…?
– Mourinho
La Biblia. No lee otra cosa. La tiene petada de posits.
– Ortega Lara
Los “Relatos autobiográficos” de Thomas Bernhard.
– Irene Montero
La colección de “Antoñita la fantástica”, de Borita Casas, a quien traté mucho en las noches de “Los Amigos de Julio Camba”.
– Enrique Ponce
“El arte de Birlibirloque”, de José Bergamín y con prólogo de Morante, para mayor escarnio.
-Houellebecq
“El collar de la paloma”, de Ibn Hazm.
También con experiencia en el mundo editorial, ¿qué libro le queda por escribir?
La última noche de Blas Botello. Reuní material, pero me falta talento y voluntad.
Ha sido vecino de Wes Anderson y su «rodaje fantasma» en su querido Chinchón, ¿qué libro le regalaría a Scarlett Johansson para conquistarla?
No soy de conquistar nada. Si acaso, y en su momento, a la Kathleen Turner de “Body Heat”. La entrevisté para el ABC y al acabar se me había olvidado todo. A Scarlett Johansson, para matar el rato en el parador, le regalaría el “Viaje al final de la noche” de Céline.
Twitter, un mundo que usted domina bien, ¿la nueva ventana al conocimiento antes que los medios convencionales? Ahora parece que, si no tienes Twitter y una comunidad de seguidores, no existes. ¿Hay literatura en Twitter?
En Twitter lo que hay es una censura soviética. Empezó como una terraza madrileña del jijí y el jojó y hoy es otra pata más del “monstruo frío” del globalismo donde Willi Münzenberg, que iba de malo, no sería ni becario. El sovietismo que acabó hace un siglo con el arte moderno (y Malévich tenía bastante menos poder que Dorsey, el ceo de Twitter) acaba ahora con la libertad política: no aquí, que no la hemos tenido nunca, sino donde quedaba, que era América.
¿Qué otras columnas – a parte de la suya- no hay que perderse en la prensa diaria?
Diariamente, busco, y hay que ser “hacker” para encontrarlo, a Hughes (pincha aquí para leer la entrevista completa a Hughes), que tiene la inteligencia chinche de José-Miguel Ullán, que tanto echo de menos.
Y para terminar, ¿en qué libro le gustaría vivir?
En “El Buscón”, de Quevedo.