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ENTREVISTA

Alfonso Ussía: «Como novela, creo que es insuperable La Fiesta del Chivo de Mario Vargas Llosa»

Alfonso Ussía no necesita presentación, quién más quién menos habrá recibido alguna de sus columnas por WhatsApp,, algunos se habrán suscrito a La Razón cuando cambió su columna de ABC por el periódico de Marhuenda y dado de baja cuando decidió darse el piro ante la censura que trataban de imponerle, hoy gracias a Dios podemos leerle en La Gaceta de la Iberosfera, donde continúa sacando punta a la actualidad con esa lengua viperina que consigue dibujar una sonrisa a los votantes de derechas y un mohín de desprecio en los simpatizantes de Podemos.

El humor y la sátira es algo que está muy presente no sólo en sus libros si no también en sus artículos. ¿Cómo consigue ironizar de algo tan desabrido como es la opinión política? 

La opinión política, por sí misma, es agobiante y aburrida, y más aún, en momentos de tribulación y ruina. Pero no intento ser gracioso. El humor, la ironía y la sátira surgen. No se pueden buscar. El que busca, no encuentra ni el humor, ni la ironía ni la sátira.

Y ya que hablamos de política, ¿Qué libros considera imprescindibles para estar bien informado en este 2022? Elija 3 por favor. 

Por desgracia, para estar informado de lo que sucede, ha sucedido y sucederá en este año no es imprescindible ningún libro. Basta y sobra estar al tanto del rosario diario de noticias preocupantes.

Si tuviera que regalar un libro a los siguientes personajes: La Reina Letizia, Pablo Iglesias, El Papa Francisco, Isabel Pantoja, Pedro Sánchez ¿Cúal sería?

Regalo libros a mis amigos. Conozco a la Reina Leticia,  y le regalaría “El Canto Espiritual” de San Juan de la Cruz. A Pablo Iglesias, nada. Al Papa Francisco le regalaría un libro de preparación para recibir la Primera Comunión.  A Isabel Pantoja, pues qué voy a decir. Y a Pedro Sánchez “El Libro de los Snobs” del Duque de Bedford. No lo comprendería.

¿Se atreve a atribuirles a estos personajes un alter ego literario? 

No, no me atrevo.

En su libro “No, no y no”…. explica con contundencia las razones de su oposición frontal a la independencia de Cataluña, ¿Tiene en perspectiva escribir algún otro libro sobre actualidad?… no será por temas: la pandemia, la llegada al poder de Sánchez e Iglesias, el auge del feminismo radical, la imposición del sectarismo ideológico… ¿Alguno de estos temas le tienta? 

Me tienta el auge del feminismo radical, al cual considero vulgar, chabacano, agresivo e injusto. Por otra parte, confuso. La extraordinaria e indolente Nathalie Clifford Barney  lo explicó en una frase luminosa. “Ni el feminismo ni la feminidad son cuestiones de sexo, porque un francés es siempre más mujer que una inglesa”.

Volvamos al periodismo, ¿No tiene la impresión de que el canon de articulistas (parece que sólo existen Julio Camba, Pla, Chaves Nogales, González Ruano)  se ha cerrado demasiado pronto? ¿A qué articulistas incluiría en su lista de admirados más allá de los ya nombrados? 

Jaime Campmany, Paco Umbral, Manuel Alcántara, José María Pemán, Antonio Burgos, Ventoso, Ruiz Quintano, Gistau, Hermann… Son muchos.

Recientemente ha publicado un nuevo libro de Sotoancho: “La exhumación de papá y el croquet…”  ¿Le gustaría que como le ocurrió a Valle Inclán con su Marqués de Bradomín, le concedieran a usted el Marquesado de Sotoancho? 

No me gustaría. Valle había muerto. Si me ennoblecieran con el marquesado de Sotoancho perdería la libertad de escribir sobre él. Y cuando tengo dificultades económicas, Sotoancho me saca de los apuros.

Para cualquier lector de Wodehouse no es difícil encontrar analogías entre Bertie y Sotoancho. ¿Hasta qué punto diría que su literatura está influenciada por el humor inglés? 

Estoy muy influido por algún escritor de humor inglés, preferentemente Wodehouse y Saki, sin olvidar a Oscar Wilde y Chesterton, Anstey, Leacock, Joan Butler, y Bernard Shaw. Pero Wodehouse es el maestro. Escribe como un clásico, siempre hay amor en sus novelas y jamás sexo, y su capacidad para crear personajes que en la actualidad se entienden y se adoran, como Wooster, Jeeves, el Conde de Emsworth, la cerda Emperatriz de Blandings –personaje porcino protagonista de muchas novelas-, Fink Nottle, Roderick Glossop, Tuppy Glossop, Bingo Little y las dos tías de Wooster, Ágatha y Dalia, es portentosa.

En España también tenemos grandes escritores de humor… Si Poncela hubiera sido inglés hoy hablaríamos más de Jardiel que de Wodehouse? 

Jardiel fue un genio. Ahí está la “Generación Simpática del 27” según López Rubio. Jardiel, Tono, Mihura, Llopis, y el jovencísimo MingotePero efectivamente, Jardiel fue, además de un trabajador incansable, un caudal de talento y gracia. Anteriormente brilló “La Generación Simpática del 98” con Muñoz-Seca, Arniches, Antonio Paso, García Alvarez y Abati.  Pero en España, que es una nación sin sentido del humor, el humor es, al contrario que en Inglaterra e Italia –Guareschi, Pitigrilli, Mosca-, un defecto, no una luz.

En materia literaria ¿Es usted más anglófilo que francófilo? 

Soy anglófilo y francófobo, aunque me asombran los memorialistas franceses y en su humor, Pierre Daninos.

¿De qué autor ha leído toda su obra (o casi toda)? 

Toda, toda, lo que se dice toda, la mía. Corrigiéndome antes de mandar cada libro al editor. Y San Juan de la Cruz. Alto porcentaje en los Clásicos de los Siglos de Oro,  y también Galdós, y Unamuno, y Baroja – Baroja en ocasiones es folclórico-, Azorín. Azorín me gusta porque era tonto y no lo sabía, escribía con ‘pureza de niño’, y Ramón Gómez de la Serna – mi eterno debate con Antonio Mingote-, me parece un cursi de tomo y lomo.

Hablemos de dandysmo, porque aquí a los españoles nos pasa como con la literatura, ¿Los grandes elegantes tienden a emular a los elegantes ingleses o sigue existiendo una hidalguía española? 

Dandysmo y elegancia no van de la mano. El elegante es natural y el dandy se estudia hasta en los gestos. El último gran dandy español, patriota y tonto, amigo de Baudelaire y Wilde, fue el Duque de Osuna, Embajador en San Petersburgo. Su fortuna, que triplicaba el presupuesto del Reino, la dilapidó para demostrar en la Corte Rusa que España seguía siendo una potencia. Yo creo que en España hay inmensas y variadas elegancias. ¿Existe una elegancia mayor que la dignidad con la que se descubre un campesino castellano? La aristocracia española, ha estado influida, en la recepción del Confort por la inglesa, pero nada más. Y no toda la nobleza ha sido elegante. El Hidalgo – Hijo de Algo-, español se mantiene. Conozco a muchos portadores de la hidalguía, elegantes o no.

 

Usted escribió el Tratado de las buenas maneras, donde no exento de humor explicaba a los españoles cómo comportarse educadamente.  Desde entonces el mundo ha cambiado mucho, hay móviles, videoconferencias por Zoom, está prohibido fumar en prácticamente todos los sitios, estamos obligados a llevar mascarilla… ¿Existen en esta época unas nuevas pautas de educación que incluiría en una posible nueva edición? 

Una nueva edición del Tratado de las Buenas Maneras sería un éxito. Pero me da pereza ponerme a ello.

Nancy Mitford escribió como usted un tratado de lo que era elegante y lo que no, pero desde un punto de vista marcadamente esnob, ¿Se puede ser elegante sin caer en el esnobismo? 

Se puede ser, por supuesto. Además de Mitford, ha escrito el Duque de Bedford. El esnobismo es a la elegancia lo que la Orquesta Mondragón a Schubert.

¿Qué libro tiene en su mesilla de noche? 

Siempre tres. Cambio de ritmo. Normalmente, uno que me haga sonreír, uno que me considere intelectualmente obligado a sufrirlo y mi “Canto Espiritual”. Ahora mismo, la Exhortación Panegírica del Silencio” de Calderón con un estudio preliminar de Víctor García de la Concha y releyendo los recuerdos de Fernando Villalón de Manuel Halcón.

¿Existe algún personaje literario del que se enamoraría locamente en la vida real? 

Cinematográfico, sí. Literario, no. Ingrid Bergman. Me asombra su belleza y me atrae su sosería.

¿Qué libro recomendaría a un ser querido que no estuviera pasando por su mejor momento? 

Le recomendaría “Ola de Crímenes en el Castillo de Blandings” de Wodehouse.

¿Prefiere el Ensayo, la novela, o la biografía? Recomiéndenos uno de cada género. 

Como ensayo, y para sonreír – y hablar de mi libro como Paco Umbral-, las dos obras que reúnen, en mi opinión y elección, lo mejor de la satírica española. “Coñones de Reino de España” y “Malvados y Bohemios”. Como novela, creo que es insuperable – me refiero a nuestros días-, la Fiesta del Chivo de Mario Vargas llosa, y sorprendente por su documentación y ritmo “Un Día de Cólera” de Arturo Pérez-Reverte. Biografía, algo pedante pero extraordinaria, la del Duque de Osuna de Antonio de Marichalar.

Las lecturas que todo niño debería leer  si quiere convertirse en una gran persona en su madurez. 

No hay que forzar a los niños. Soy muy partidario de “Guillermo”, “Tintin”, “Asterix” y “Lucky Luck”. 

¿Qué libro de su infancia recuerda con más cariño? ¿Y el primer libro que se compró con su propio dinero?  

Con especial cariño, aunque no comprendí muchas de las segundas intenciones, “La Venganza de Don Mendo” de mi abuelo materno, Pedro Muñoz-Seca. Mi primera compra “La Vida y la Muerte en la Selva” de Galvao, Cabral y Pratas. Libros de caza en Angola y Mozambique. Soy un gran aficionado a los libros de caza y naturaleza.

Lecturas que más le han influenciado a lo largo de su vida. 

«El Canto Espiritual, Poemario» de Jorge Manrique, y un libro maravilloso, imprescindible, “Las Cosas del Campo” de José Antonio Muñoz Rojas.

Llega un Premio Nobel a su casa, ¿Esconde algún libro de su biblioteca? 

No, que se fastidie.

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