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LO LEÍDO
y lo liado
un blog de enrique garcía-maiquez

En misa

Hace mucho que no me quejo de lo que más rabia me da. Que nadie en casa me acompañe a misa pero que me recuerden, muy responsables, que voy a llegar tarde. No me quejo porque últimamente me acompañan más.

Todos, pero Carmen un poco más, si cabe. Hoy, saliendo juntos de casa, le celebraba la inmensa alegría que me daba ir con ella, y me ha dicho: «No te quejarás…» Se lo he celebrado doblemente, porque la línea que separa la queja y el canto es muy fina y ella ha tenido el buen oído de escuchar su vibración. Varias veces ya he usado este aforismo mío: «Una elegía es un himno que llega con retraso». O viceversa: «Una alabanza es un lamento que se abalanza» o «Un cántico es un llanto que llegó a tiempo». Etc. La línea es delgada porque en realidad ambos sentimientos arrancan de valorar muchísimo las cosas. Otro aforismo: «Lo contrario del lamento no es la celebración, sino la indiferencia». Todo eso sabe Carmen cuando me dice: «No te quejarás» en mitad de mi exultación.

Esto tiene aplicación política. Quizá la manera más eficaz de hacer oposición es loar lo bueno: la belleza de España, la bondad de la gente, la trascendencia del rito, etc.

En la misa propiamente dicha, un recuerdo a mi madre. Pura lengua materna, a mí lo que me sale es decir: «No soy digna de que entres en mi casa», porque se lo escuchaba a ella. Hoy se lo he oído a mi hija.

Dos bancos por delante, una pareja muy joven con un niño recién nacido. Carmen exulta con la maternidad. Es muy grande el ejemplo que dan los matrimonios jóvenes. El imprescindible apostolado de la felicidad.

Como estoy tan contento con mi hija, me sale solo rezar por las hijas de dos amigos que lo necesitan. Rezo siempre, pero mejor con Carmen al lado.

A la salida, hemos parado a hacer la compra y también me ha gustado porque, como decía el obispo de Pamplona en mis tiempos, las fiestas hay que celebrarlas en la misa y en la mesa.

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