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LO LEÍDO
y lo liado
un blog de enrique garcía-maiquez

Emociones superpuestas

Ayer íbamos a misa en coche y nos cruzamos en un semáforo con un señor guapo, elegante y sonriente, que me saludó. Mi mujer y mi hija (11, ay) me preguntaron enseguida quién era. Se lo dije y añadí «es un poeta pésimo, pero una excelente persona». Mi hijo (9), que hasta entonces callaba, sentenció: «Se necesitan malos poetas». Me recorrió un estremecimiento de emoción que aún me dura. No es sólo por saber que recuerda las cosas que me gustan, sino porque en un futuro próximo esa afirmación suya tan tajante puede aplicarla (ya lo estoy viendo) en mi defensa.

 

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En el sermón, el sacerdote nos habló de los horrores de la pornografía. Afirmó que, de cada diez hombres, ocho la consumen o la han consumido. Me sentí en la obligación de advertir a mi hijo —no fuese a aplicar un cálculo de probabilidades estadístico— que yo era uno de esos dos que no. Muy serio, me dijo: «Pues yo soy el otro».

 

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Esta mañana, un ramillete de emociones superpuestas entre sí y a las de ayer. Es el último día de mayo y mi hijo tiene hoy su romería con el colegio. Este «hasta el rabo todo es toro» es muy mío y me encanta. También me ha emocionado —pequeño distributista— poder recoger las flores para la Virgen de nuestro jardín. Le hemos advertido de que si le da muchos meneos al ramo se queda sin ramo y la delicadeza con que lo llevaba me ha parecido aún mejor que la de las flores. Por último, como he estado leyendo a Pia Pera, era muy fácil ver que todo (fragilidad y belleza) era un himno a la vida.

 

 

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