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LO LEÍDO
y lo liado
un blog de enrique garcía-maiquez

Dulce, amargo y agridulce

I

Coincidí ayer saliendo del IES con un alumno muy atento, que asiente con cabezadas de inteligencia a lo que explico y sonríe si gasto una broma. No me vio: estaba ayer charlando con una chica. Se reían. Y lo vi mucho más iluminado y divertido que en ninguna de mis clases. Estaba transformado. Qué bien. Enhorabuena.

II

Se me ha ocurrido una crítica brillante y mordaz a un conocido. Un epigrama al vuelo. Me muero de ganas de llamar a otros conocidos y dejar que corra. No por rabia ni por manía al equivocado, sino por pura vanidad. Por supuesto, me morderé la lengua y no diré ni mu. Espero no morir envenenado. Autoamargo ya me sabe.

III

Vemos Braveheart en el tema de liderazgo. La trabajo todos los años con todos los cursos que doy. No sé cuántas veces la he visto. Hasta hoy no sabía —me lo dice un alumno— que Mel Gibson interpreta también al padre leproso de Robert Bruce. A él, del doblete, le llama la atención el prodigio actoral; a mí el guiño moral implícito, poderosísimo. ¿No nos querrá decir Mel Gibson, que parece muy bruto y no da puntada sin hilo, que si, en vez de haber sido noblemente derrotado, hubiera triunfado y se hubiese convertido en un poderoso, habría terminado corrompido por dentro y por fuera? Es un mensaje muy amargo, pero redime sutilmente las derrotas heroicas.

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