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LO LEÍDO
y lo liado
un blog de enrique garcía-maiquez

Ciclotrón. Nictálope. Brontosaurio. Ostrogodo.

Chocó a Leonor ver a nuestro hijo Quique (11) saltando, sulfurado, con los dos pies encima del libro que estaba leyendo. «¿Qué haces?», preguntó algo alarmada. «Déjalo, déjalo, que el niño está leyendo», sugerí yo, que conozco al niño. Y es lo que estaba haciendo. Manifestaba —eso sí— un ligero desacuerdo con sir Ernst Gombrich. No es el primero. Pero éste era más intenso. Por lo visto, la descripción del descubrimiento y la conquista de América por los españoles que hace el naturalizado británico no era, naturalmente, muy hispanófila.

La madre sugirió que no leyese algo que le sulfurase tanto. La lectura, sin embargo, tiene que ser una conversación y, como en éstas, a veces el tono sube un poco, y no pasa nada. «Pero ¿esto?». No pasa nada. Mejor. ¿No tiraba Umbral los libros malos a la piscina? ¿No los tiro yo a la chimenea?

No acabemos con la pasión de la cosa.

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