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LO LEÍDO
y lo liado
un blog de enrique garcía-maiquez

Cantares

Hay un canto popular —aunque de autor conocido: Alberto Arvelo Torrealba— que tiene un inmenso encanto lírico-épico.

Yo soy como el espinito

que en la sabana florea.

Le doy aroma al que pasa

y espino al que me menea.

De tanto repetírmelo, pensé corregirlo. ¿No hay una redundancia entre el «espinito» del primer verso y el «espino» del cuarto? ¿No quedaría mejor: «Yo soy como la retama…». Lo probé y el fallo no es necesariamente botánico, sino moral. La magia del «espinito» es que advierte del pinchazo: quien avisa no es traidor.

En cambio, una copla anónima sí puede admitir una corrección. Veamos:

Es tu querer como el toro,
donde lo llaman se va;
y el mío es como la piedra,
donde lo ponen se está.

Lo de la piedra no es especialmente favorecedor. ¿No quedaría mucho más redondo algo así?

Es tu querer como el toro,

donde lo llaman se va;

y el mío es como Morante,

donde se planta se está.

La relación toro-torero le da más sensualidad al contraste, me parece a mí. Pero puedo equivocarme, que el cante popular, como vi a tiempo con el espinito, se las sabe todas.

Hablando de cantes, esta canción de Amancio Prada. Me interesó la letra, que trata de un tópico muy querido de la poesía contemporánea. La busqué. Y resulta que es una columna ya antigua de Manuel Vincent. Amancio Prada también se atreve a incluir muy precisas correcciones, curiosamente.

Pero a mí lo que me ha hecho ilusión es que ayer no más estuve ponderando si poner este título a mi próxima colección de columnas menos efímeras y políticas: Poesías. Me parece que me atreveré. Lo que exigirá una selección muchísimo más estricta.

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