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LO LEÍDO
y lo liado
un blog de enrique garcía-maiquez

Ánimas y animales

Terminan el examen antes del tiempo previsto y, aunque se pueden ir, y me vendría bien salir un poco antes, se quedan charlando conmigo. Vaya por Dios. Les digo que han sido un curso excelente, y que hay una razón. Había dos alumnos mayores, ya profesionales, y eso transmite al resto de la clase una serenidad y una seriedad que son una fiesta para el profesor. Uno de esos mayores nos cuenta que en el adiestramiento de los perros ese truco se usa mucho. Se pone al cachorro al lado de un perro ya enseñado, y aprende solo.

Me encantó saberlo, sobre todo, porque es así, salvando la dignidad del homo sapiens. Pero es que además, se suma a la colección de ejemplos naturales que tengo para mi curso particular de capacitación pedagógica. Me preguntaron por los otros. Les hice un prólogo. Lo importante y distintivo es el ánima. Lejos de mí, por tanto, faltar a los alumnos. Lo de los animales es orientativo y una tradición que ya Jean de la Fonteinne y Esopo antes. Vale, vale, déjese de excusas, y cuéntenos los otros casos.

Por supuesto, montar a caballo sirve mucho para aprender a mandar. Los reyes y los nobles lo sabían de sobra. El caballo es muchísimo más fuerte que el jinete, pero le obedece por esa mezcla de conocimiento, dulzura y firmeza de quien lo monta. Las dudas sólo son peores que los miedos. Les pareció bien.

¿Otro? Éste se lo debo a Andrés Trapiello, que cuenta en alguno de sus diarios que es mucho más fácil guiar un rebaño grande que muy pocas cabezas sueltas. Una clase muy pequeña, aunque un profesor lo celebre al principio, termina siendo una pesadilla. En cambio, una clase con más alumnos funciona mejor, porque los habladores se equilibran con los tímidos, y los mayores, de nuevo, con los jovencillos. Se crean interesantes dinámicas internas.

¿Hay otro paralelismo? Sí. Sobre la pista de este me puso Julián Marías. Él lo cuenta de las relaciones entre los hombres y las mujeres. Si un sexo persigue al otro (eso ha cambiado según los distintos períodos de la historia), el perseguido se vuelve suspicaz, huidizo y melindroso. Cuenta Marías que en la naturaleza pasa igual con los animales depredados. ¿Y eso qué tiene que ver con nosotros? Pues que yo soy un profesor huidizo, que prefería estar ya en casa y por eso estáis aquí haciéndome preguntas que no tienen nada que ver con el temario. En cambio, si yo estuviese empeñado en pasar lista, poner faltas de asistencia y cumplir milimétricamente el horario, ya llevaríais media hora resoplando, pidiéndome la hora y salir corriendo. ¿Verdad? ¡Verdad! Ea, pues ya nos vamos, ¿no?, por favor.

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