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Bajo la lluvia
vuela mejor el pato.
¡En su elemento!
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A la alegría de que lloviznase, el vuelo fortísimo del pato y, de pronto, el satori del haiku. Automáticamente, la mala conciencia de distraerme con la belleza cuando todo alrededor es tan feo y la de no poder enseñárselo a Basho, que le habría visto el encanto. Mi haiku, como el pato el plumaje, tiene el ánimo de diversos colores: azul, marrón, verde, gris…