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LO LEÍDO
y lo liado
un blog de enrique garcía-maiquez

Aldea de mis padres, ¿cuándo volveré a verte?

 

Hay un poema de Miguel d’Ors en que, desde el tren, envidia la vida del paisano que ve cuidando una vaca bajo el orvallo en el campo, y luego ruega que no se vuelva para no ver en sus ojos las ganas del paisano de ser el poeta que va en el tren. Lo he vivido.

 

Mi hermano, sin cainismo ninguno, me envidia mi viaje relámpago a Madrid, pero, con buen humor. Manda una foto con mi padre, en el porche de la casa paterna, felices, y con este mensaje: «No se puede tener todo»

 

 

La pongo sin pedirles permiso, no me vayan a hacer lo de mi hijo Quique. A este paso, entre unos y otros, me dejan sin diario. En la foto no se ve, pero adivino, desde el tren atestado y con retraso, que se están tomando —los conozco— sendas copas de fino.

 

Para más paradoja, en Madrid he hablado del feroz localismo de nosotros, los conservadores, pero yo, paradoja andante, no paro quieto. Al menos, me digo, me voy a recitar de memoria el soneto de Joachim du Bellay traducido por Sánchez Mazas y por Chesterton (con lo que se ve lo importante que es el soneto); pero no me acuerdo, encima. ¡Cómo no tenía pocas ganas de llegar a casa, otra más, para leerlo en todas sus versiones!

 

***

 

Ea, ya he llegado:

 

 

Aquí, la traducción de Chesterton:

 

Aquí la traducción de Sánchez Mazas.

 

 

Aquí ya el fino me lo he tenido que tomar solo. No se puede tener todo.

 

 

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