En la época de Isabel I de Castilla también conocida como Isabel la Católica, no necesitaban manifestaciones multitudinarias, colores ni pancartas reivindicando el papel de la mujer en la sociedad.
Hija de Isabel de Portugal y Juan II de Castilla, Isabel nació en 1451. A pesar de que su destino no era ocupar el trono –tenía un hermano mayor por parte de padre, Enrique, que heredaría el trono castellano–, pero tras su matrimonio con Fernando de Aragón se proclamó reina de Castilla.
Los Reyes Católicos formaban un buen tándem. Ambos contaban con gran poder debido a sus coronas y la cantidad de territorios que atesoraban y gobernaban. Aunque en su origen la unión estuvo dictada por razones de conveniencia política, desde los primeros momentos se advirtió entre los esposos una compenetración especial. A pesar de ser el rey Fernando de Aragón y Portugal consorte del reino de Castilla, el reino de Isabel I poseía más influencia y autoridad. Esta distinción no les afectaba ya que el rey de Aragón contaba con plena facultad de mando. Es por esto que se conoce en el refranero popular que «tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando» porque juntos, este matrimonio originó hitos de lo más trascendentales para la historia de España e incluso, del mundo: la unión de Castilla y Aragón, el fin de la Reconquista o incluso el descubrimiento de América.
Sin embargo, Isabel la Católica tenía a todas luces una madera indiscutible de líder. Astuta, inteligente e independiente, tras la muerte de Enrique IV, el 13 de diciembre de 1474, no dudó en asumir su papel y autoproclamarse con toda solemnidad reina de Castilla. No estaba destinada a ocupar el trono, pero su determinación le permitió conquistarlo llevando al reino de Castilla a la cúspide de su prestigio. Culta, estudiosa y devota, Isabel sabía que era inteligente, importante y tenaz y daba muestras de seguridad hasta en los momentos más difíciles, como buena soberana.
Ser reina y más en esos tiempos no sería una tarea fácil. Según el periodista José María Zabala, autor de «Isabel la Católica. Por qué es santa», estamos ante «uno de los personajes más fascinantes e injustamente tratados de la Historia y la mejor reina que jamás ha tenido España». Así describe el escritor a Isabel I de Castilla en las primeras páginas de su libro. Una obra que nos acerca a la apasionante historia de esta célebre reina, declarada en 1974 Sierva de Dios por la Santa Sede.
Tras los logros, hitos y vivencias que la avalan, Isabel I de Castilla es sinónimo de mujer, sin florituras, sin adjetivos, una mujer a secas o como a ella le gustaría «una mujer como Dios manda».
¡Feliz día de la mujer!