X
ACTUALIDAD

Truman Capote entre desayunos con diamantes, luces y sombras

“Cuando Dios le entrega a uno un don, también le da un látigo; y el látigo es únicamente para autoflagelarse”. De esta manera tan representativa, el bufón mordaz de Hollywood, escritor y figura clave del nuevo periodismo en nuestros días, entendía su cometido en la vida.

Hace más de cincuenta años que la ciudad de Nueva York anhela LA fiesta. El maestro de ceremonias, nada más y nada menos que aquí el personaje en cuestión. Estrellas de Hollywood, aristócratas, crooners, artistas, modelos, diseñadores… las máscaras y antifaces colapsaron el Hotel Plaza en su famosa «Black and White Ball Party». Para muchos, jamás una fiesta mejor desde entonces. Su talento no sólo brillaba en escenarios desenfrenados; Truman Capote es a la literatura lo que Rocio Jurado al mundo del folclore, copla y espectáculo. De hecho, en su último libro publicado, «Música para camaleones», se define así: «Soy alcohólico. Soy drogadicto. Soy homosexual. Soy un genio».

Su infancia y personalidad

Camaleónico, excéntrico y transgresor, sus biógrafos le definen como el típico hijo de padres separados. Para comenzar y conocerle un poco mejor, hay que entender su infancia: Capote nació en Nueva Orleans (Luisiana, EE.UU.), el sur profundo. Pronto es enviado a vivir con la familia de su madre en Monroeville. Sus padres discutían constantemente. Los fracasados negocios de él y la ausencia de instinto maternal de ella tienen la culpa. «La cosa viene de cuando era niño -confiesa Capote a Warhol en 1978-. Me encerraban y nunca sabía cuándo iban a venir a sacarme. Esto me creó una ansiedad de la que nunca he podido desprenderme. Fue una de las causas por las que empecé a beber. El alcohol disminuía mi ansiedad. Aunque lo que hacía era crearme otra. Desde que decidí reorganizar mi vida, he notado un descenso de la ansiedad».

Arch Persons y Lillie Mae Faulk, sus padres, se divorcian en 1931. Un año más tarde, la madre se casa con Joseph García Capote. Truman lleva un par de años viviendo con su madre y su padrastro cuando adopta el apellido de éste, llamándose Truman García Capote (aunque su verdadero padre agotará en vano todas las instancias judiciales tratando de impedir este cambio). La nueva familia se traslada a Greenwich (Connecticut), donde Truman inicia sus estudios secundarios y en esa época comienza a escribir sus primeros relatos. Su primera fan, una profesora de su colegio que elogiaba sus escritos y defendía ante el resto del claustro por sus malas notas. Hasta que sus cuentos empiezan a ser publicados (firmados como Truman Capote), el escritor trabaja como lector de guiones cinematográficos, bailarín en una embarcación o corrector en The New Yorker, su revista favorita. Comienza 1941, la Segunda Guerra Mundial es algo más que negros nubarrones y la mayoría de los colaboradores del medio están en el frente. Por primera vez en su ajetreada biografía, que no la última, Truman convierte una adversidad (el conflicto que se extiende por Europa) en un golpe de fortuna. Dicho en sus propias palabras: «Todo fracaso es el condimento que da sabor al éxito». Truman es despedido de The New Yorker por criticar al poeta Robert Frost en 1944.

El despegar

Tras la adversidad, apareció una oportunidad. Una residencia de verano para escritores lo admite y allí conoce a Newton Arvin, profesor universitario de literatura. Pupilo y maestro inician una relación sentimental que aporta al escritor conocimiento de teoría literaria de los que carece, ya que ha abandonado los estudios. Newton es la otra cara de Truman aunque al escritor le costara aceptar su propia homosexualidad.

Capote se estrena en las librerías de su país a los 24 años con Otras luces, otros ámbitos que genera expectativas sobre su futura obra. Random House publica una colección de sus cuentos Un árbol de noche.

Ya con 25, se dedica a trabajar en su estilo, resultando la publicación de Desayuno en Tyffany´s, novela de estilo ligero y sutil llevada al cine en 1961 con el título Desayuno con diamantes, dirigida por Blake Edwards y protagonizada por Audrey Hepburn. No resultó de su agrado aún tratándose de un título trascendental.

 Climax y transición

El novelista, como exitoso escritor, entra en ese periodo tan cotizado por muchos coetáneos de su generación literaria: La consagración. Su vida empezó a ser una novela: «La otra noche estaba sentado en un bar atestado de gente en Kay West. En una mesa vecina había una mujer medianamente bebida con su marido, completamente borracho. Al poco, se me acercó la mujer y me pidió que le firmara una servilleta de papel. Al parecer, eso no gustó al marido; vino dando bandazos y, después de abrirse la bragueta y sacar todo el aparato, dijo: ‘Ya que está firmando autógrafos, ¿por qué no me firma esto?’. Las mesas de alrededor se quedaron en silencio, así que mucha gente oyó mi respuesta: ‘¿No sé si cabrá mi firma, pero quizá pueda ponerle mis iniciales?’». Su interés por el periodismo (en los 50 es entrevistador estrella de Playboy) y, más en concreto, por el reportaje de investigación, lo que da como fruto su célebre obra A sangre fría. Por esta novela, de la que se despachan en su día 300.000 ejemplares y está en la lista de los libros más vendidos del New York Times durante 37 semanas, Capote es considerado, junto con Norman Mailer y Tom Wolfe, uno de los padres del nuevo periodismo, género que combina la ficción y el periodismo de reportaje. A sangre fría pone a su autor en el punto de mira: Este relato del terrible crimen de una familia en una pequeña localidad de Kansas se convirtió en un best seller, lanzando a la fama a su autor.

Un libro maestro

La historia de A sangre fría está basada en hechos reales.  El 15 de noviembre de 1959, en un pueblecito de Kansas llamado Holcomb, los cuatro miembros de la familia Clutter, un matrimonio y sus dos hijos adolescentes, fueron salvajemente asesinados en su casa por Dick Hickcock y Perry Smith. A partir de estos truculentos hechos, el novelista norteamericano Truman Capote logró dar un vuelco a su carrera de narrador y escribió A sangre fría, la novela que le consagró definitivamente como uno de los grandes autores de la literatura norteamericana del siglo XX y el creador del estilo de no ficción.

Después de una vida cargada de luces y sombras, Truman Capote fallece el 25 de agosto de 1984 en Los Ángeles, California, por intoxicación múltiple con diversos fármacos.

Compra todos los libros de Truman Capote disponibles en nuestro catálogo pinchando aquí

También te puede interesar