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Qué leer antes de viajar a Montevideo

El Monte VI de Este a Oste, Montevideo, se llama así porque era la ubicación que le dieron sus primeros pobladores… o quizá por un marinero de la expedición de Magallanes, al verla desde su embarcación exclamó: ¡Monte vide eu! En la capital de Uruguay todo es susceptible de debate, desde el origen del nombre de la ciudad, al “decanato” de los equipos de fútbol que se disputan los dos grandes del país: ¿fue el primero Nacional, fundado en 1899, o lo fue Peñarol, quien pasó a llamarse así en 1913 pero se considera heredero del CURCC, fundado en 1891?

Sea cual sea el debate, los cafés, los boliches o la Rambla de 22 kilómetros de extensión que bordea la ciudad son lugares apropiados para debatir en una de las capitales más prósperas de la región. En ella se combinan el encanto del Río de la Plata, la arquitectura del centro de la ciudad y cierta decadencia con la nostalgia por el periodo de los años 50 del siglo XX, cuando se autoproclamó “la Suiza de América”.

Esta lista muestra los matices de una ciudad única, vista por uruguayos, pero también por extranjeros a través de cuatro novelas y la reproducción de un poema de Cristina Peri Rossi.

La tierra purpúrea, W. H. Hudson

Además de Montevideo, La tierra purpúrea de Hudson ayuda a conocer el Uruguay rural, pastoril y envuelto en una guerra civil entre “blancos” y “colorados” a mediados del siglo XIX. Una novela de aventuras, considerada por Borges la cumbre la literatura gauchesca.

La tregua, Mario Benedetti

Los cafés, el trabajo gris y el día a día en el Montevideo del siglo pasado. La tregua cuenta la historia de Martín Santomé, un hombre viudo que se enamora de una joven compañera de trabajo cuando está a punto de jubilarse, que se ambienta en un Uruguay que ya no es, pero que está. Una historia mínima pero universal sobre el amor y la familia desarrollada en la Ciudad Vieja, la parte más antigua de la ciudad, donde se encuentra el puerto y aún hoy está llena de sedes ministeriales, bancos y el famoso y turístico Mercado del Puerto, donde se puede degustar un buen asado.

La vida breve, Juan Carlos Onetti

Uno de los grandes autores de la literatura uruguaya creó en esta novela una ciudad imaginaria construida junto a un río, Santa María, que evoca Montevideo. El protagonista de la historia, Juan María Brausen, residente en Buenos Aires, inventa una ciudad para un guion que pretende vender para salir de una crisis económica y personal. Allí se desarrolla buena parte de la acción de esta novela, que mezcla ficción y realidad. El lugar serviría después de telón de fondo de otras obras del autor, incluyendo El astillero y Juntacadáveres.

La uruguaya, Pedro Mairal

La mirada de un argentino a una ciudad y un país siempre atractivo para el vecino rioplatense. El protagonista, el escritor Lucas Pereyra, viaja desde Buenos Aires a Montevideo para recoger un dinero en dólares que las restricciones cambiarias en Argentina le impiden recibir en su país y aliviar así su precaria situación económica. Además de recoger el dinero, el viaje sirve al escritor, casado y con una hija, para visitar a una amiga uruguaya a la que había conocido en un congreso literario y con la que mantenía correspondencia por correo electrónico. El viaje y el encuentro con Magalí, que así se llama su amiga, le permite olvidar por un día sus problemas familiares. La novela recorre el centro de Montevideo y zonas emblemáticas de la ciudad como el Palacio Salvo y la Playa Ramírez.

“Montevideo”, poema incluido en Estado de exilio, Cristina Peri Rossi

Nací en una ciudad triste

de barcos y emigrantes

una ciudad fuera del espacio

suspendida de un malentendido:

un río grande como mar

una llanura desierta como pampa

una pampa gris como cielo.

Nací en una ciudad triste

fuera del mapa

lejana de su continente natural

desplazada del tiempo

como una vieja fotografía

virada al sepia.

Nací en una ciudad triste

de patios con helechos

claraboyas verdes

y el envolvente olor de las glicinas

flores borrachas

flores lilas

Una ciudad

de tangos tristes

viejas prostitutas de dos por cuatro

marineros extraviados

y bares que se llaman City Park.

Y sin embargo

la quise

con un amor desesperado

la ciudad de los imposibles

de los barcos encallados

de las prostitutas que no cobran

de los mendigos que recitan a Baudelaire

La ciudad que aparece en mis sueños

accesible y lejana al mismo tiempo

la ciudad de los poetas franceses

y los tenderos polacos

los ebanistas gallegos

y los carniceros italianos

Nací en una ciudad triste

suspendida del tiempo

como un sueño inacabado

que se repite siempre.

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