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Michel Houellebecq y los cuentos de Howard Phillips Lovecraft

Michel Houellebecq descubrió los cuentos de Howard Phillips Lovecraft con dieciséis años y volvió a menudo a los grandes textos del maestro del «terror cósmico».

 

Los cuentos y las novelas cortas del escritor norteamericano H.P. Lovecraft (1890-1937), que apenas publicó sus relatos fuera de las revistas pulp, continúan editándose en España con gran fruición, permanente prueba póstuma de un éxito literario que nunca conoció -ni lo intentó- y que le habría evitado la penuria económica que le afligió en su breve, aislada y enfermiza vida.

Por tanto, sigue siendo una buena ocasión para leer H.P. Lovecraft. Contra el mundo, contra la vida, de Michel Houellebecq, publicado ahora por Anagrama con la misma traducción de Encarna Castejón con la que Siruela lo editó hace quince años.

No es una biografía al uso, ni un estudio pormenorizado, sino que tiene la violencia del panfleto y la indagación personal del ensayo. Y sobre el que planea además una pregunta no carente de importancia: ¿éste es un libro de Houellebecq sobre Lovecraft o sobre Houellebecq? Incluso aunque fuera esto último, está claro que el Lovecraft que aquí aparece es tan poderoso y tan depurado que, al igual que hiciera con él Joyce Carol Oates, ya representa muchas de las obsesiones contemporáneas.

Frente a una parte de la crítica que vio en el estilo de Lovecraft un regusto arcaico y una sintaxis pasada de moda, Houellebecq prefiere situarlo en lo que podríamos denominar su aristrocratismo. La prosa de Lovecraft echa mano de todo, incluso de la certeza de que la utilización del vocabulario científico puede constituir un extraordinario estimulante de la imaginación poética, aunque sabe que la ciencia no era sólo la física sino también la lingüística.

Éste es un libro para los gimnastas del pesimismo, para los apologetas de lo insólito, para los neurotizados en una visión crepuscular. Un libro en que, literariamente, Houellebecq redime a Lovecraft de la órbita pulp fiction, del club de los escritores menores y amanerados en que lo metió Borges, y construye un personaje fascinante donde se unen lo insólito de un terrible mundo psíquico con un inteligencia de primera magnitud.

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