Tal día como hoy, pero en 1881, falleció Fyodor Dostoievski. Para los que todavía no le conozcáis, este escritor ruso es -probablemente- el literato más influyente de la ficción del siglo XX.
Desde “Crimen y castigo” hasta su inconfundible “Jugador” la particular forma de tratar su característica profundidad psicológica, ha manifestado en cada una de sus obras un poso de indiscutible buena literatura y momentos inevitables de reflexión.
De personalidad luchadora, rebelde, con aires apocalípticos y corazón atormentado, como buen genio, ir en la misma dirección que el resto de los mortales, no era lo suyo.
Por su gran influencia ideológica, sus ideas marcaron profundamente a los movimientos de modernismo, existencialismo, teología y crítica literaria, así como numerosas escuelas de psicología. Así como dato, en 1849 le arrestaron por pertenecer a un grupo liberar e ir en contra del absolutismo zarista de la época.
Volviendo a sus obras, conocer la personalidad de este prodigioso de las letras está a tu alcance. Si todavía no te decides dentro de su amplia biblioteca, desde Leer por Leer te acercamos a esta efeméride tan extraordinaria y peculiar con la lista que encontrarás a continuación:
El Jugador, 1867
Quizás sea su relato más accesible y pintoresco. Se trata de una novela corta con elementos de comedia y realismo clásico. Como todas las obras del autor, tiene notorios elementos autobiográficos y le sirvió como catarsis en un momento de inmenso dolor personal. Cuenta las aventuras de un joven enamorado y su estrafalaria abuela, dos individuos que terminan haciéndose adictos a los juegos de cartas en un casino durante un tumultuoso evento familiar. Contiene un sentido del humor admirable y está escrito en una prosa ágil y ligera.
Crimen y castigo, 1866
Se trata de la novela más conocida del autor, su más lograda y también una de sus más complejas. Está escrita en un tono sombrío y depresivo y nos cuenta la historia de Raskolnikov, un joven de las clases bajas de San Petersburgo que comete un crimen por motivos ideológicos y luego debe enfrentarse a las tormentosas consecuencias psicológicas, emocionales, sociales y legales de dicha acción. Plagada de metáforas y mensajes filosóficos y altamente recomendable. No está entre sus más amenas y ligeras pero, sin duda, es imprescindible para todo amante de la buena literatura.
El idiota, 1866
Otra e sus grandes obras. Dentro de su tono trágico y pesimista, este libro está plagado al mismo tiempo de ternura y reflexión. Surgió de un experimento filosófico del autor al intentar crear al hombre más puro y bondadoso que pudiera imaginar e introducirlo en el complejo caos social, cultural y político de la Rusia del siglo XIX. Muchos han hallado paralelos entre el protagonista y el propio Jesucristo, pero lo cierto es que todos los personajes y las situaciones a las que son sometidos resultan de lo más interesante.
Los demonios, 1872
Su novela más importante desde el punto de vista político e histórico, nos narra el fallido intento de revolución de un grupo de jóvenes ideologizados en un pequeño pueblito ficcional ruso y las consecuencias atroces de los crímenes que deben cometer para lograrlo. El tema central del libro es el fanatismo, y éste aparece explorado en todas sus manifestaciones: fanatismo moral, religioso, ideológico, político y hasta intelectual. Dostoievski lo escribió como crítica profunda al nihilismo que veía plasmado en la generación de jóvenes rusos de su época y es interesante porque, se anticipa a muchos de los fanatismos que se apoderarían de Europa durante la primera mitad del siglo XX: el socialismo, el nazismo, el comunismo, el fascismo y el fundamentalismo religioso. Una intensa, violenta y completa obra de arte pero, fundamental para comprender el contexto histórico y cultural que nos precede.
Cuentos, Noches blancas (1846-1880)
Una buen idea para empezar con este autor es conocer su colección de cuentos – especialmente para aquellos que no deseen involucrarse con ninguna de sus inmensas novelas-. Sus relatos cortos tienden a ser irregulares en cuanto a calidad y tono y, por lo tanto, hay una variedad de forma y contenido bastante evidente. Sin embargo, hay un cuento, un tierno relato de romance adolescente titulado “Noches Blancas”. Guarda cierta relación con el Romeo y Julieta de Shakespeare pero, con otro tono. Hay pasajes donde las ganas de reír – sí, seguimos hablando de Dostoievski-, no las podrás aguantar.