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LO LEÍDO
y lo liado
un blog de enrique garcía-maiquez

Acción de gracias

Se acerca el día del Te Deum por excelencia, el último del año; pero anoche en la cama, adelantándome, pensaba que quizá un diario más necesario sería el titulado Acción de gracias y que consistiese en dar las gracias debidas a cada día del año. Como del pensamiento al hecho, intento que no haya demasiado trecho, me levanté y me puse a escribir. Fue impresionante. Ayer no fue un día demasiado bueno y, sin embargo, la lista se alargaba asombrosamente y, según pensaba, más y más. El café primero me había sabido a gloria, mis hijos habían estudiado por la mañana sin necesidad de que les jalease excesivamente, una lectura de un amigo de Rompimiento de gloria me había arrojado unas luces imprescindibles para mi Ejecutoria, mi hijo quiso acompañarme al mercado, contra todo pronóstico, mi director espiritual, con paciencia de santo y elegancia de santo también me oía quejarme, un amigo vino a por su vino bendecido por san Juan, tomándose en serio mis apasionamientos, los amigos que nos invitaron a almorzar a renglón, qué comida bendecida y qué vinos de 30 años, ay, sin bendecir, más que de deseo, la siesta tardía (más vale tarde que nunca), Frank Capra, Leonor… A esas alturas me di cuenta de mi Acción de gracias no tendría interés literario, por exceso de nombres propios. Además, sería imposible porque, como me haría ver Borges, necesitaría todo un día para dar las gracias por el día vivido o más, porque el agradecimiento es más hondo que el tiempo horizontal en que se realizó el acto generoso. No valdrá para diario, pero voy a proponerme ese ejercicio cada noche.

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