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Hemos hecho nuestra tradicional excursión en familias del 31. Trotaba —al menos al principio— como un alegre cabritillo. Todo eran regalos de Año Nuevo: los amigos, el café en Grazalema, la lista de El Debate, la lista de Dani Capó, mis aforismos en Vozpópuli.. En el paseo por la Sierra, iba pensando en propósitos (12) y en mis proyectos (12) para este año. Y justo cuando pongo el punto final de mis dos listas, me encuentro esta señal. Era una señal:
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Me he quedado bastante tocado. Menos mal que ahora, vistiéndonos, Enrique me había mangado mis viejos gemelos. Y me ha dicho: «¿Por qué no te encargas unos gemelos con tu ex libris? Uno de mis propósitos era leer más, así que lo he visto como una inesperada confirmación. Éstos son los viejos:
Los nuevos he pensado que me los encargaré, de regalo, si en el 2024 leo lo que me he propuesto. Como Quique me ha visto pensativo me ha dicho: «Era una broma, papá; que yo te dejo los tuyos cuando quieras. Soy un poco egoísta, pero no hasta el punto de no compartir contigo lo que es tuyo». Bueno, va a empezar emocionante el 2024.